"hoy es un dia con sol..."

Tengo 10 años de edad, soy un ángel, con mancha de juguito en mi blanco ser, ¿mancha?.

No, estoy en un delantal, en la escuela otra vez, dentro del delantal que de seis botones solo tenia cuatro, un bolsillo sin fondo, un pelotazo en el brazo, lleno de tinta los bolsillos, un paquete de figuritas y mil historias. En mi mano cincuenta centavos, cruzo el patio y diviso una tela metálica, esta me separa de una gama de vendedores, el que tenia de todo, desde esa ultima golosina experimental de mil sabores hasta el álbum de figuritas de la segunda división del fútbol tucumano (increíble, pero cierto), el de los churros, el heladero y su achilata. Tengo ganas de comprar un juguito y una bolsita de harinita (ósea tengo ganas de asfixiarme, también de vivir, por eso el juguito), nunca compre en el kiosco de la escuela, viejo carero, las facturas eran lo único digno que tenia. El recreo duraba lo que duraba sacarte el delantal para hacer un arco o juntar bolsas para armar la pelota, el recreo largo era la frutilla de una mañana donde había lluvia o un sol tan pero tan brillante que si tenias el delantal lavado seguro pasabas a izar la bandera seguro. La conserje que nos retaba por sacar las bolsas de los papeleros para hacer pelotas hechizas. El profesor de gimnasia que se hacia el galán con las maestras. La maestra de la cuales todos estábamos enamorados. La maestra de música con el himno a Sarmiento en la sangre. La maestra a la que nadie hace caso y se hacer odiar por el bravo de la clase. La que todavía vive en la edad media y te quiere levantar de la patilla (vieja cajetuda... trola...). La que tiene alergia a la tiza. La que nunca conseguirá marido. La directora una gorda motoneta (por lo gral. Todas las directoras son gordas). Las amenazas de firmar el bendito libro. Mis compañeros, mis compañeras, anécdotas, como la de pelearme con el gordo David. Lleve una radio ultra pequeña, la conseguí insistiendo a mis papás para que me compren una maquina de afeitar que traía como promoción esta radio, no tenias pelos para afeitar, solo capricho, contento con mi radio en el aula y el gordo David, imponente y sin mala intención me la voltea de la mesa, adiós radio, me puse furioso, si bien no era un niño pacifico, tampoco era un guerrillero, saque un poco de lo segundo y me le fui con los tapones de punta (mentira, usaba mocasines). Como bien dije, el gordo David, era gordo, a los 10 años uno le dice gordo a cualquier cosa mas grande que uno, pero este era graaaaande, bueno la ira hace valiente hasta al mas pequeño, lastima que no nos de inteligencia, lastima que no pensé que tenia todas las de perder, el gordo reacciono al verme tratar de pegarle, quiso devolverme lo poco que le estaba dando, gracias a dios la maestra y mis compañeros me sacaron de lo que podría haber sido una tragedia (para el gordo claro esta). No gane, ni perdí (es mi historia che y si digo no perdí, no perdí) en parte no perdí gracias a que mis compañeros no tuvieron tiempo para ver que el gordo si me dio unos lindos golpes, pero que seria de mi sin mi oportuna suerte. La radio no me la devolvió, hasta el día de hoy David, es una de los pocos amigos que conservo de la infancia, de la escuela. Escrito dedicado para David, Alejandro, Cristian, Lobo y Laura (que en paz descansen...)

Rocio, Victoria... gracias...