
El gordo Juan, era un gordo, tenia mas de 25 años, al ser mi vecino compartí cosas de la infancia con el, no las mejores, el era mal intencionado, grandote, mal amigo, algo salvaje y muy prepo, mientras transcurría el tiempo, nuestra convivencia fue nula pero un día salgo mas allá del portón de mi casa, lo veo sentado en la vereda de su casa, me le acerco, charlamos de un par de cosas, entre todo eso, me entero que tenia un gusto musical exquisito, mucho rock, pero mucho nacional, me gusto, algo raro notaba en el, no era el mismo gordo Juan de años pasados, este hacia pausas en su conversación, por ahí se tildaba, quedaba con la mirada perdida, ya no era mal intencionado, se convirtió en sumiso. El me enseño mucho de rock, La Renga, a la que me rehusaba a escuchar, 2 Minutos, banda que me cruce de pequeño pero al verla algo “loca” mire hacia otro lado, Patricio Rey y los redonditos de ricota, el gordo en toda su saber, era un ricotero, me habla de ellos como tal testigo de Jehová confiando en sus palabras y creyendo a mas no poder, sin importar lo que le digan los demás, o cuantas veces lo corran por su creencia, el mismo hizo una maquinita de tatuajes casera y se garabateo una PR con una corona encima, fanatismo sin esterilizar. La poca amistad que le tenia al gordo dio raíces cuando el me dio un casette de 2 minutos y los redondos, me sentí halagado, ya que eran los únicos dos casettes que el solo tenia y escuchaba en una casetera hechiza, la amistad saco a la luz muchas cosas, el gordo se drogaba, lo supe cuando me ofreció fumar un porro, no fue mi primera interacción con las drogas, hasta algún día me medicaron drogas, señoras drogas para callar las voces y esas yerbas, pero al saberlo solo me dolió, el gordo se marchitaba, se transformaba, ahí estaba el cambio, trate de pararlo, Dios sabe que trate, otra persona con la que no tuve poder de convencimiento, hice paso al costado, ahora entiendo muchas cosas, es su vida y lo que pasa en ella es algo tan ajeno a mi, que me comprometo a no hacer nada, mas cuando son reacias, mas cuando la paciencia ya esta limada, hasta las manos ya, no solo era mariguana, el gordo manejaba drogas pesadas cuando contaba con monedas, pero para el, fumarse un porro era cosa habitué, su madre no estaba, vivia para los evangelistas, su papá, uno de los mejores vecinos que tengo, anda de viaje en viaje, sino esta de viaje ya se va a comprar un vino toro, el gordo se hizo flaco al no tener muchas veces que comer, el gordo vivió una infancia con toda la colección de RAMBO, desde el jeep 6x6 hasta la base, desde el ninja blanco hasta el ninja blanco del desierto, de lo bueno pasamos a lo malo, si, como siempre, no tengo idea como se hace para que no sea un cambio tan brusco, algunos dirán es gracias a la familia, a la religiosidad, a la inteligencia, amistad, picardía, no tengo la mas pálida idea, trate de tenerla, pero si lo supiese no lo diría, no me gustaría avivar giles, no a todos.
Cuando yo salía a la facultad en mi vehículo el gordo ya estaba esperando el aventón, se iba a barrios marginales a buscar otra realidad que naciera de la llama de un encendedor, me dio cátedra de el mundo de las drogas, sus efectos, sus daños colaterales, precios, donde, cuando, todo lo que un curioso o alumno devoto quisiera saber. Un dia el profesor se suicido, un día se corto las venas, un día antes estaba comiendo conmigo la mitad de un sándwich de milanesa, un dia lo sacaba la policía en una bolsa, un dia en el que estaba en la facultad, un dia en el que llego a casa y mi mama me comunica lo que paso, un dia que no llore una gota, unos días atrás pinte para el frente a su casa unos graffiti con pintura lavada haciendo referencia a su gusto musical e ideologia, un tributo por lo que me dio.
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